martes, 16 de noviembre de 2010

Calamaro y Marxophone


Llevo un par de semanas en que pocas cosas me han llamado la atención en lo musical. He tenido que volver al último de Calamaro, "On the rock", que aunque es algo irregular tiene tres o cuatro temazos. Como esa maravilla que lo abre, "Barcos", con el Cigala al cante y Niño Josele a las seis cuerdas. Luego está "Te extraño", que es otra gran canción. Y qué decir de "Tres marías", la canción que nos ha devuelto a los mejores Fabulosos Cadillacs, los de "El león". E incluso el single, "Los divinos", me parece como mínimo un tema muy efectivo y adictivo. Lo bueno de este disco es que supone otro renacer de Don Andrés después de esos discos flojetes que fueron "El palacio de las flores" y "La lengua popular". No voy a caer en otra exageración -que soy muy dado a ellas- y decir que "On the rock" está a la altura de la cima del hispano-argentino ("Honestidad brutal"). Digamos que hay pinceladas de genialidad, lo que a estas alturas, y después de dos álbumes fallidos, es más que bastante.


Mi desconexión del mundo ha provocado que me haya enterado hace unos pocos días de que Fernando Alfaro, Nacho Vegas, Refree y Juan Santaner han creado un sello, cooperativa musical o como se le quiera llamar, para sacar sus discos y ser propietarios de los mismos. Se llama Marxophone y me juego un euro a que el nombre es obra de Alfaro, fan de los juegos de palabras. En este caso se trata de mezclar Marx, por lo revolucionario, y Parlophone, el mítico sello. El nombre de Limbo Starr, casa donde sacaron sus discos Maga, Nacho Vegas y, actualmente, Tachenko, fue también cosa del albaceteño.
La cosa tiene buena pinta. Los tres, artistas consagrados, unen fuerzas para tomar las riendas de su producción musical, y se apoyan en un cuarto, Santaner, responsable de la agencia de contratación y promotora I'm An Artist, con probada experiencia en este campo. Él será el encargado de la logística. No sabe en el lío que se ha metido...

Aquí os dejo el manifiesto que han hecho estos cuatro pirados, que lo explican todo mucho mejor que yo:

“España jamás ha adoptado la moderna moda francesa consistente en comenzar y realizar una revolución en tres días”.Carlos Marx (“New York Daily Tribune”, 9 de septiembre de 1854)
Tiene gracia. Aunque sabíamos que todo esto, o al menos algo parecido, iba a ocurrir, no habíamos sido capaces de convertirlo en algo concreto. Sin embargo, la realidad, tozuda como siempre, nos ha ido empujando y uniendo a distintos músicos en una idea parecida, en principio abstracta, muy vaga, sin nombre. Sin que apenas nos diéramos cuenta. Lentamente. Sin una intención predeterminada. Pero ha ocurrido. Estamos aquí. Hemos llegado. Por fin. Hagamos historia. Desde hace años, cada vez se nos hacía más complicado perder tiempo y energías en discusiones, dudas y esperas. Innecesarias, agotadoras y casi siempre relacionadas con eso de fabricar discos. No era un problema con los sellos discográficos en general ni con las personas que se encargan de ellos, todas maravillosas, sino con la idea de sello en sí misma. Con su concepto. ¿Está agotado? Sinceramente, ¿es imprescindible tener un sello a estas alturas? ¿Son una ayuda o se han convertido en un obstáculo? Así que, entre cerveza y cerveza, aquella noche en Barcelona, empezamos a hablar de autoeditarnos, de arriesgar, de volver a un momento fundacional, primitivo y atrayente. Autoeditarnos. Sonaba bien. Tomar decisiones. No esperar. Que las canciones fueran nuestras y de nadie más. No entrar en aburridas espirales sin salida, no esperar a unos royalties que en realidad nunca han existido ni existirán, sino tomar las riendas de nuestra propia obra. Preparar las canciones y grabar un disco sin mirar el calendario. Trabajar. Autoeditarse. Sonaba bien. No, no traigas cerveza, mejor trae ya el vino. Pero, claro, había un problema, formulado siempre en forma de tópico: “los artistas no saben controlar sus negocios”. Bueno, ¡algunos sí! Y no es el lugar de explicar quiénes. Pero era cierto. No tenemos demasiado tiempo para encargarnos de la logística necesaria para editar un disco y para que la gente sepa al menos que lo hemos editado. La fabricación. La promoción. Eso asusta, y no tiene nada que ver con nuestro trabajo. Pero podían hacerlo los de I’m An Artist, que han participado en muchas de esas neblinosas conversaciones de bar sobre lo divino y lo humano, sobre la edición y la autoedición, sobre si la industria musical tiene algún futuro o debe reinventarse desde la base. Y están con nosotros y tienen ganas de lanzarse. Hecho. Aquí estamos, en plena revolución, o simplemente en una modesta reforma (la discusión entre revolucionarios y reformistas también es eterna y apasionante y da mucho juego), preparados para experimentar y pensar en reinventar el negocio. Decidido. Como el nombre, y mira que ha costado encontrar un nombre. Este colectivo se va a llamar Marxophone, algo entre Parlophone y la revolución. Marxophone. Hecho. Nos vamos a autoeditar. Y nos gusta. Y empezamos ya, el 15 de noviembre, con ‘Matilda’, el nuevo disco de Refree. Que no nos pase nada. Gracias a todos”.

A ver qué tal sale todo, que estas aventuras no suelen acabar muy bien. Qué ganas tengo de un nuevo disco de Fernando Alfaro. Ellos hablan de que es el momento de aprovechar la ola, como un buen nadador. Os dejo una versión que hace Alfaro, Enric Montefusco (Standstill) y Juan Luis Salmerón (La Muñeca de Sal) de "El nadador", mítico tema de Radio Futura.

Fernando Alfaro, Enric Montefusco y Juan Luis Salmerón hacen "El nadador" from Sesiones Telescopicas on Vimeo.