sábado, 30 de octubre de 2010

El otro canon

Acabo de leer que Xoel López no llenó anoche el teatro Circo Price de Madrid. Los de la web de la revista Rolling Stone calculan que había tres cuartos de entrada, aunque en su crónica estiman que había unos 600 espectadores, cuando se trata de un recinto en el que pueden caber casi 2.000. Los precios de los tickets oscilaban entre los 25 y los 35 euros. Se puede decir que el ex Elephant Band y ex Deluxe pinchó con su ambiciosa propuesta, Xoel López y la Caravana Americana, en Madrid.

Hace un par de semanas también tocó Kiko Veneno en Madrid. Venía a presentar "Dice la gente", su flamante nuevo álbum, ése en el que el autor de "Échate un cantecito" -quizá su obra maestra- se ha vuelto a descubrir como un genial compositor. En el Teatro Canal, lugar donde se desarrolló el evento, no había ni tres cuartos del aforo, que es de unas 900 localidades. El precio de las entradas estaba entre los 30 euros del anfiteatro a los 35 del patio de butacas. Se puede decir que el ex Veneno también pinchó ligeramente, pese que nos brindó un gran concierto -yo estuve allí-.

El pasado fin de semana, Love of Lesbian (en la foto) llenaron un teatro de Pozuelo de Alarcón (Madrid) de casi 600 butacas. Las entradas costaban 10 euros. Puede decirse que los autores de "Maniobras de escapismo" cosecharon un gran éxito.

Cuento todo esto porque creo que la piratería en internet está haciendo mucho más daño del previsto. Todos hemos escuchado eso de que el dinero que se pierde por los cada vez menores ingresos por venta de discos se va a recuperar con las actuaciones en directo. La idea es sencilla: todo el mundo puede bajar gratis mi disco por internet y, por tanto, tendré mucho más público potencial que puede venir a mis conciertos. Si no lo prohíben las leyes, la gente va a seguir descargándose impunemente discos a través de internet. Y como colarse en un concierto es mucho más difícil, parece que desde hace unos años el foco del negocio musical se ha puesto casi exclusivamente sobre las actuaciones en directo. Ante este panorama, los lumbreras de la industria musical han debido pensar: si antes cobrábamos 20 euros por entrada, ¿por qué no cobrar ahora 30 ó 35 euros por lo mismo?

Pues eso es lo que parece que está sucediendo. De repente los conciertos se han vuelto muy caros por gracia de un supuesto canon indiscriminado sobre las entradas mucho más pernicioso para el consumidor de música que el canon aprobado por las Cortes y ahora declarado parcialmente ilegal por Bruselas. Pero la gente no está dispuesta a pagar lo que sea por ir a un concierto. Aquí sólo tienen el lleno asegurado unos cuantos elegidos; el resto, a funcionar bajo la ley de la oferta y la demanda.

Os hablo de una experiencia reciente. Hace tres o cuatro semanas me compré el nuevo disco de Kiko Veneno: más de 16 euros. Poco después, flipado con las nuevas canciones del genio andaluz, me dejé 35 euros, más 2 de gastos de gestión, en la entrada de su concierto de Madrid. En total, han sido más de 52 euros, unas 8.600 pelas, por escuchar y ver a uno de mis artistas favoritos. Un poco caro, ¿no? Lo más sangrante de todo es que el propio Kiko Veneno decía en una entrevista un poco llorona en El Mundo, el mismo día de su actuación, que "no es fácil pagar 15 ó 20 euros por una entrada". Mucho menos pagar 35, amigo. Así pasó lo que pasó: que no estaban viéndote todos los que tenían que estar.

Su concierto en el Teatro Canal terminó con "La rumba de la crisis". Y es que también hay crisis en general, no sólo en el negocio musical. Se me olvidaba.

2 comentarios:

  1. No hay que confundir precio y valor. El precio de algo es puramente convencional, coyuntural, mientras que el valor de algo es más esencial. Con esto voy a que el asunto fundamental es el valor de la musica por lo que nos aporta, y como arte que es, es muy subjetiva su valoración material. Aparte para el artista la mayor remuneracion es el aplauso de su publico, llegar a sus semejantes transmitiéndoles su sentir. Lo otro, lo material no deja de ser accesorio, aunque claro, tambien necesitan dinero para ser felices. En una entrevista preguntaron a Sabina si tenia mucho dinero y él contenstó, con su tradicional ironia andaluza y socarrona, puaf, el dinero, ese vil metal, yo ni lo toco, tan solo unso tarjetas de crédito. Así pues, la relacion arte - dinero es casi obcena, en todo caso seria arte - sentimiento. Uno, creo yo, va a un concierto más por lo que cree le va a aportar en su noche de farra, que por el pecunio de la entrada, al menos en los tiempos de opulencia, a pesar de la crisis, que vivimos hoy.

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  2. Quizá la solución es más fácil. Hay gente que no quiere comprarse discos y hay gente que no quiere ir a conciertos pagando. Cuesten lo que cuesten.

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